siempre que tengo pensado escribir, meto los dedos en mi
garganta y vomito mi alma. una especie de aborto clandestino. una vez fuera, la
cojo en brazos y la acuesto sobre mi cama, como una madre que acuesta a su hija
por primera vez. cuando la veo desnuda pienso en el incesto. pero yo solo
quiero prostituirla, quiero que vengan todas las personas que alguna vez he
sido para que injurien y la sodomicen. terminado el poema, de nuevo, la despierto
y me la vuelvo a tragar. alguna vez le contaré todo lo que le hacen mientras
está dormida.
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