lo que a continuación os mostraré es sólo un fragmento de la
correspondencia que tuve con un amigo de schopenhauer que de vez en cuando
sacaba a pasear a su perro:
“emborracharte solo en casa, mientras oyes la banda sonora
de gladiator y terminas un libro de derrida a las cuatro y media de la mañana,
es un misticismo suprasensible que solo lo sabemos apreciar los masoquistas que
hacemos malabares con los traumas. un guión que jamás terminarás y jamás nadie
verá, millones de soledades juntas en los poemas de tus cuadernos, un vaso con
hielos derretidos, unos cuantos francotiradores extracorpóreos apuntándote en
medio de los ojos(no los conozco de casi nada), una bailarina chechena con los
pies molidos por el frio y por tu suelo de púas, una revista que anuncia la
boda de los reyes de ladonia, los renos de papanoel disfrazados de caballos...
qué sé yo. cosas. al final todo consiste en huir de la neurálgica misantropía
de estar solos con nosotros mismos. ¿o es al revés? (me da igual y viva la
contradicción, hermanos y hermanas). un ping-pong eterno con la muerte, con la
sociedad y con la moral. conmigo se equivocaron, ¿por qué no lo iban a hacer
contigo?. hay que ser idiota para no darse cuenta. de momento sólo nos queda
mirar por el barranco, saludar a los que ya han caído (joder, menudo puto zoo
de los horrores), y asentir con la cabeza cuando alguien confíe en nosotros. las
damas somos unas cabronas mentirosas. los caballeros somos unos cabrones mentirosos.
y tú, ¿dónde quieres esconderte?”