domingo, 9 de octubre de 2016

BEBO DE LA YUGULAR DE MI BEATRICE

hace días que me convertí en combustible. no podía salir de la cama y ningún libro ni película podía hacer que mis ojos inyectados en oscuridad descansasen. la traición preparaba un frágil jarabe para mis llantos. hacía frío y las vírgenes que me vigilaron durante tanto tiempo no respondían. el horizonte estallaba poco a poco y mi cuerpo ignoraba mis débiles órdenes. soy un pésimo dueño de mí mismo. las perros vinieron a mi regazo y como no pude complacerles con mi tétrica caricia, les ofrecí mis pulmones en ofrenda.

catapultas y bombas lógicas
los cráneos de las gaviotas
la mano de van gogh tiembla porque el silencio tiembla
guardianes del vacío
Venus inflamadas.

mis huellas ya no se corresponden con mi pie. el monte está oscuro y la iglesia duerme mansa. todos los habitantes del mundo descansan en diferentes estados de alucinación. me gusta inyectarme el secreto de las sombras en vena. soy el propulsor de todas las catástrofes. ninguna desgracia me es desconocida. he creado la sangre y el insomnio. he dejado huérfanos a esos niños. y sin embargo, me rompo de dolor con cada uno de mis pensamientos. soy la ternura y suicidio.

huracán de perros ardiendo
flores en las jorobas de las cabras
entierro a la osa mayor
en un templo de tigres azules.

Botticelli

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