miércoles, 1 de julio de 2015

ETERNIDAD

Sólo sé escribiros,
lo que desde el rincón de estas escaleras veo,
y no es más que
el turbio baile de las tragaperras,
escupido por la mierda y por la sangre
que
cae como baldosas puras en mi frente
y muerde las alas de la soledad
de
una herida hecha de arena
-que es la rosa que yo trago-
y después se marchan
para desplomarse en el cara o cruz
de
la enfermedad de tu lengua
mientras
agarras al silencio por la cintura
y
le cantas al oído la nana de la sombra.


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