sábado, 27 de junio de 2015

ERA DESPUÉS DEL ARTE (Y OTRAS FORMAS DE GANARME ENEMIGOS)

Yo maté el arte
con una pistola de café
que me susurraba a la boca
la luz de un estornudo
en la ciega noche de los cláxones.

El arte no fue más que un engaño,
decoraron el agua con números,
echaron nebulosa sobre África
y volvieron, cabizbajos,
llenos de significados amarillos.

Por eso pido el exterminio de los museos,
para que los cristales del despertador
merienden zumo de corbata sobre Las Meninas
y pregunten asombrados:
“¿Es verdad que en la antigüedad
este mantel era sagrado?”


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