Una noche escuché trompetas en la selva
“Me dan igual las leyes de los burros, me dan igual las raíces
de tus llantos”
Somnoliento, con un cigarro invisible en la boca
Sin patria, buscando el manantial de la eterna sodomía
Los hombres, sucios por naturaleza, cabalgando ideas que
jamás comprenderán
¡Ay! ¡Cuántas soledades vive el poeta!
Pero, no eres mía, simplemente, no eres
Cuelgo el teléfono de la melancolía, sincronizando relojes
de papel
Sexo anal, los policías negros que viven en barcas, el amor
Cosas, libros cerrados con claves afrodisiacas
Mendigos viviendo a base de cacahuetes putrefactos
Viajes sin fin a las lápidas de los vivos, circos negros
Las últimas notas del trompetista silencioso
Dientes de orina, motores abstractos, jardines de palabras
Ideologías, drogas, romanticismo sobre la bilis de un obispo
“Decidle a la vesania que decore mi tumba”
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