jueves, 16 de abril de 2015

CARTA DE AUXILIO DESDE LA SOMBRA

Nací en La Sombra de las terribles fiebres
Donde arcángeles nacen para matar
Y las cancerígenas bestias aúllan al olvido.
Maldicen, rezan, vomitan
¿Por qué los arzobispos son carniceros?
No puedo huir, estoy desnudo
El templo de veneno me tiene preso
Las noches que la oscura demencia me visita
Son eternas las carreras de las famélicas Hidras
¡La primitiva pureza oriental me vigila! ¡Bastarda!

Mientras los esclavos afganos lloran
Y los perros muerden el alma de La Virgen María        
Los dioses brindan con cabezas de héroes
Entre gruñidos de histéricas calaveras.

Visitad, si osáis, La Sombra.


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