Caminando entre ciudades de fuego me encuentro con mi
reflejo sobre un charco y está pisado y es negro
Los hombres azules se refugian de la lluvia de gritos en los
porches, los niños juegan a odiar y los perros son titanes del silencio
Ya no tengo cabeza, ya no tengo brazos, ya no tengo piernas,
ya no tengo sangre
Navego fantasmagórico por los países sin patria, por las
tabernas sin borrachos, por las huellas sin alma
Converso con presos, follo con recuerdos y asusto huracanes
con poemas de mi vida
En los peores hostales, compongo sonatas al diablo, escribo
cartas infinitas sobre herejías personales, lloro melancolía por los ojos de
los muertos
Camino a nuevos puertos, conozco nuevas muertes, rezo a
nuevos dioses, enamoro nuevas víboras
Ya no hay esperanza para el hombre sin nombre, ya no hay
mares que hagan naufragar su cuerpo
Ya no existo.
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